domingo, 2 de marzo de 2008
La Gran Hambruna del 1315-1317, la más terrible de la Edad Media
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Durante la Edad Media, las hambrunas y las mortandades que estas causaban eran bastante habituales. Así durante el siglo XIV Francia sufrió cinco e Inglaterra al menos cuatro. La mayoría de gente no disponía de alimento suficiente y la vida era una lucha por sobrevivir. La esperanza de vida del pueblo llano era de unos 30 años, en el caso de la familia real inglesa esta ascendía hasta poco más de los 35, aunque la Gran Hambruna la reduciría hasta los 30.
Vale la pena aclarar que la esperanza de vida consiste en el cálculo de la media de la población al morir, así en la Edad Media la alta mortandad infantil rebajaba
Esta Gran Hambruna afectó a todo el continente europeo desde las llanuras rusas hasta el mediterráneo, aunque se cebó especialmente con Francia, Flandes e Inglaterra.
Durante el periodo de bonanza del Óptimo Climático Medieval (ver post) Europa había sufrido una explosión demográfica, que había situado su población en máximos históricos llegando al límite de población que la producción agrícola podía mantener incluso en un año normal.
Paralelamente los ratios de producción de grano por semilla plantada habían ido reduciéndose progresivamente desde el 1280 y el precio de la comida subiendo. Con buen tiempo estos ratios podían llegar a situarse en 7 a 1, pero durante los años de mal tiempo este podía llegar a bajar hasta 2 a 1. Este ratio de 2 a 1 era un auténtico drama, pues quería decir que de los 2 granos recogidos, al tener guardarse uno para replantarlo al año siguiente, sólo quedaba uno para comer. Estos ratios contrastan con los que se pueden alcanzar en las granjas modernas que superan el 200 a 1.
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Con un tiempo tan húmedo la sal, la única manera de conservar la carne, era difícil de obtener pues el agua no se podía evaporar y su precio subió un 33%. En Francia el trigo subió un 320% y los campesinos no podían permitirse comprar pan. Los almacenes de grano para emergencias eran sólo para señores y nobles. Los campesinos empezaron a recoger raíces comestibles, plantas, hierbas, nueces y cortezas en los bosques.
La situación aún empeoró más en la primavera del 1316, mientras la lluvia no cesaba. A los campesinos cada vez les quedaban menos fuerzas y las reservas de cosechas pasadas escaseaban. Ante esta situación se comieron los animales domésticos y en algunas situaciones hasta el grano que tenía que servir de semillas para el año siguiente.
Algunos padres tuvieron que abandonar a sus hijos, y muchos ancianos optaron por rechazar la comida, con la esperanza que los más jóvenes pudieran sobrevivir. Como ya hemos dicho según algunos cronistas se llegó a recurrir hasta al canibalismo, pese a que otros estudiosos lo consideran improbable y lo atribuyen a simples rumores de la época.
El punto álgido de esta hambruna se alcanzó en el 1317, aunque finalmente el verano de ese año el tiempo volvió a lo que era habitual. Sin embargo la recuperación no sería rápida, ya que la población se encontraba debilitada por las enfermedades como neumonía, bronquitis, tuberculosis entre otras, y había escasez de semillas para plantar, pues como hemos mencionado antes, muchas de ellas habían sido comidas por la gente.
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